Hernán Madariaga, jugador de los 40: “Raúl Toro merece un monumento”

El testimonio de un fundador que sitúa en Irlanda el origen del verde de Wanderers
21/03/2017

Hernán Madariaga, jugador de los 40: “Raúl Toro merece un monumento”

  • El portero, que estuvo en Wanderers entre 1946 y 1947, es uno de los jugadores caturros más longevos de la actualidad.

En el cerro Esperanza de Valparaíso vive un viejo jugador de Santiago Wanderers, quizás el más antiguo que está quedando. Su nombre es Hernán Madariaga Montoya (90 años) –abuelo del actual director de la Corporación del mismo nombre-, quien presenta un curioso registro: en los dos años que fue arquero profesional en el Decano, en 1946 y 1947, jamás disputó un partido oficial, secundando siempre al titular Jorge Vélez.

“Yo tenía ganas, pero Juan ‘Roto’ García me salvó, tenía 19 años”, recuerda del momento en que casi entra al campo de juego, en el Estadio Nacional. El zaguero García, quien participó en el ‘Wanderers Viajero’, que recorrió América entre 1940 y 1941, y posteriormente fue campeón con Everton en 1950, lo convenció de no entrar a la cancha en un partido bravo ante Colo Colo, en que cualquier error le habría costado caro al inexperto guardameta.

Mucho tiempo después, los papeles se invirtieron. “El ‘Roto’ fue un gran jugador, podría haber aprovechado la plata, pero en un momento estaba vendiendo pescado en una esquina y cuando yo era empleado municipal una vez salí con Carabineros a requisar todo lo que había en la vía pública, y se lo llevaron detenido. Hablé con el oficial y por suerte, no le hicieron nada”, narra Madariaga, ex funcionario de distintos departamentos de la casa consistorial porteña, a la que llegó gracias a su fichaje en el Deportivo Las Zorras, club histórico de la Asociación Bernardo O’Higgins.

Se trataba de otra época, otro fútbol y otros tratos humanos. Después de un fallido ingreso a la Escuela Naval, el “Perro”, como era apodado, se dedicó de lleno a volar bajo los tres palos (no habían tubos en ese tiempo) prolongado de forma rentada lo que nació como un pasatiempo en las calles de una Viña del Mar que todavía era un pequeña ciudad.

“Mi infancia fue en Viña, yo tenía un equipo de pichangas que se llamaba el Cometa, en la calle Arlegui al llegar a calle del Cerro, ahí se juntaba toda la gallá…y otro equipo que no me acuerdo bien del nombre que lo manejaba un señor que tenía un gran taller de zapatería y tenía billete, él lo financiaba. Jugábamos en Las Salinas, en esos estadios que tenía la Armada por allá, ahora ya no existen; en la cancha de 8 Norte al lado de la piscina, tampoco está; en la Refinería de Azúcar, y todas esas canchitas de pelea”, rememora.

BICAMPEÓN CON LA RESERVA

Este multifacético nonagenario también es reconocido en Valparaíso por otras labores: fue administrador del auditorio “Alfredo Guillermo Bravo” de cerro Cordillera como también del Mercado Cardonal en El Almendral. Desde el club amateur Centro América de la Ciudad Jardín, llegó a Wanderers y destacó en un equipo reserva, bajo el mando técnico primero del uruguayo Pedro Duhart y después de Héctor “Negro” Velasco, logrando dos olvidados títulos de campeón, el 46 y 47, en un torneo destinado a aquellos que estaban en la antesala de los equipos de honor.

“Yo alternaba con Willy Estay, papá del locutor de ahora. A la competencia de reserva de esos años no le dieron mayor importancia porque no participaron todos los clubes, por ejemplo la Chile, la Católica, el Everton, a lo mejor por costos”, señala quien ganaba 800 pesos mensuales de la época como futbolista. “Vivía bien, tenía como cinco pares de zapatos, los sueldos más altos del plantel eran como de 5 mil pesos”, remarca.

Sí de ídolos se trata, las preferencias de Hernán Madariaga son claras: Raúl Toro Julio, quizás el primer gran crack de la era profesional del fútbol chileno. “Nadie se acuerda de él, oiga…debería tener un monumento afuera del estadio, es un símbolo del Wanderers, técnicamente fue el mejor y como amigo, también, un caballero”, sentencia del astro, con quien compartió entrenamientos en el estadio “Valparaíso” y en el Liceo “Eduardo de la Barra”, donde se realizaban las sesiones de gimnasia. “Una vez fuimos a entrenar al Estadio Naval, que era una cancha de tierra camino a Playa Ancha, donde ahora está Asmar y está lleno de edificaciones, la Asociación Valparaíso también jugaba ahí”, rescata.

La identificación de este ex golero, practicante de otros deportes como básquetbol, hockey en patines, ciclismo y natación, con los colores verde y blanco es total, fruto de una época en que los jugadores llegaban en micro al estadio y después de los partidos, pasaban a la sede a comentar cada detalle. “Yo he tenido la suerte de que a dónde voy, me conocen como jugador del Wanderers, muchas veces que muere un amigo, me han invitado a los funerales y llevo una radio pórtatil donde pongo el himno…y cuando no, la canto a capela y es tremendamente emocionante, la verdad no sé qué tiene el Wanderers, oiga”…

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Hernán Madariaga junto a los ídolos Elías Figueroa y Jorge Dubost (foto: archivo personal HM)

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Hernán Madriaga posa arriba de los cracks Osvaldo Sáez, Raúl Toro y Fernando Campos. El viñamarino es un confeso admirador de Toro (foto: archivo personal HM).

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